Si me llegas a preguntar hace unos años, te hubiera dicho que no sabía vender, que era muy mal vendedor, o más aún, que lo odiaba. Hasta que me di cuenta de que llevo vendiendo, de modo inconsciente, toda mi vida profesional.
Desde niño sentí una gran atracción por escribir. Y en mi tiempo extraescolar asistía a un Taller Literario en la Casa de la Cultura de mi pueblo natal, donde tenía la oportunidad de leer los poemas y cuentos que yo mismo escribía, y recibía el feedback y la asesoría de las profesoras que dirigían el taller, y que hoy son amigas que aprecio mucho y llevo siempre presente.
A la par de este hobby surgió otro, como Locutor de la Radio Base “Voz del Futuro”, del Campamento Internacional de Pioneros de la ciudad balneario de Varadero, tenía unos 10 a 12 años en esa etapa.
A los 16 años, por iniciativa propia, desarrollé otra Radio Base, pero esta vez en mi pueblo natal, llevaba información y entretenimiento a los pobladores que transitaban por las afueras de aquel centro cultural, y hasta llegaban a detenerse por un buen rato para escucharme.
¿Y qué función hace un Locutor o un Escritor si no VENDER?


Le Vendes a quienes te escuchan que se queden contigo, le vendes la música y las noticias que les transmites; si la disfrutan y te creen, ya te han comprado. Lo mismo el escritor, si te lees su libro o su artículo, ya le has comprado. Más aún, si después haces algo que él te pida, ya ese es Copywriter (Escritor Persuasivo)
Y me enorgullece hoy decir que a los 47 años he venido a darme cuenta de que todo aquel pueblo de Agramonte me había comprado sin dudarlo, y más aún; hoy día, cuando aún me encuentro en las redes sociales con muchos de mis coterráneos que me saludan, o mi madre me cuenta de otros que le preguntan por mí con tanto amor, me doy cuenta de que ellos han sido mis más fieles clientes.
En 1992, tras alcanzar la edad laboral, comencé mi vida profesional como Locutor de la Emisora Municipal de Jagüey Grande, que se escuchaba en todo el sur de la provincia cubana de Matanzas. Ya esto no era un juego de niños, ahora pertenecía a un equipo de profesionales que tenían una misión y la cumplíamos con creces. A pocos meses de empezar ya en serio, con uno de mis programas obtuve el Primer Lugar de su género en el Festival Nacional de la Radio Cubana, compitiendo con colegas que llevaban toda su vida en este sector y eran mis referentes.
Después de hacerme muy popular en toda aquella región de mi isla, decidí que quería superarme y hacer una carrera universitaria relacionada con el trabajo que me apasionaba. Así que decidí estudiar la Licenciatura en Dirección Artística de los Medios de Comunicación Audiovisual, pero esa carrera se impartía en el Instituto Superior de Arte (ISA) de la Universidad de La Habana, y yo vivía en un pequeño pueblo en una zona citrícola como a 4 horas de la capital.
Como ya me encontraba cumpliendo con compromisos laborales, tuve que optar por estudiar en la modalidad para trabajadores, que eran 2 días completos cada 2 semanas. De ese modo viajaba a La Habana y me quedaba en casa de mi familia para poder asistir a la Universidad.
Aunque primero tuve que superar el examen de ingreso. Dado que era un solo grupo reducido para tantas personas que querían estudiar esa especialidad en la mitad de la isla, era requerido pasar por un proceso de selección eliminatorio por etapas, el que consistía en un examen de cultura general de 100 preguntas, la presentación de alguna obra realizada, y finalmente una entrevista con los profesores de la escuela, quienes afortunadamente también me compraron.
¡Madre mía! Desde que hablé de aquello a mis compañeros, enseguida empecé a escuchar historias de algunos, muy talentosos, que se habían presentado 3 y 4 veces y aún no lo habían conseguido.


Así fuimos superando cada una de las etapas, y entre grandes celebridades de la Radio y la Televisión Cubanas, incluso de medios nacionales, se fue colando este chico de pueblo con la mayor humildad, y remolcando también a su incrédula amiga. No sé cómo pasó, pero lo que sí sé es que no lo dudé ni un instante. ¿Por qué, cuando tenía tantas posibilidades de perder? Hoy creo que fue la Pasión que sentía por esa vocación y sobre todo la FE que me abrazó y que no se puede explicar.
1 de septiembre de 1996 en la sala de clases de la Facultad de Comunicación Audiovisual del ISA; en 5ta Avenida y la calle 20 en Miramar, ciudad de La Habana, y ante el prestigioso claustro de profesores, integrado por lo más célebre del Cine, la Radio y la Televisión Cubanas, estábamos mi colega y yo como 2 más del selecto grupo de 10 personas que pasamos el proceso de selección para estudiar la carrera.
Ahí aprendí que todos los seres humanos valemos lo mismo ante Dios, pero no todos tenemos que vivir lo mismo, porque eso depende de las decisiones que hemos tomado y la actitud con que hemos enfrentado la vida. Aprendí que nada en este mundo es imposible mientras que vivíamos, como decía aquella canción del cantante español Miguel Ángel que tanto me gustaba. “Lo que está en la tierra se puede alcanzar”.
Así empezó aquella carrera de 5 años, pero al final del primero ya no podía con los viajes cada 15 días a La Habana y decidí quedarme a vivir y trabajar allá.
Mi madre aún cuenta que un buen día tomé mi maleta y le dije “Me voy para La Habana” Y ella me preguntó: “¿Pero dónde vas a vivir? Sí, porque la familia te acoge por unos días, pero vivir permanente ya es otra cosa. Y yo le respondí: “No lo sé, aunque sea a los pies del monumento a José Martí” (Apóstol de Cuba). Lo que yo sí sabía era que me iba, el cómo sucedería lo fue obrando el universo sobre la marcha, como todo lo grande.
Durante mi adolescencia pasaba mi tiempo libre oyendo radio. Escuchaba los grandes noticieros y programas musicales de las radios nacionales, las de más alta audiencia en la isla. Me metía en ellos, me emocionaba escuchando, y hasta me ponía a imitar a aquellos grandes locutores. Mi madre, que me oía desde la cocina, pensaba que estaba un poco loco, pero después lo comprendió, cuando unos años más tarde me escuchaba por la radio desde La Habana, trabajando junto a aquellos que un día imité e incluso reemplazándolos cuando tenían que ausentarse.
Aún hoy pasan por los medios de la isla programas grabados con mi voz.


En 2008 se me presentó una oportunidad y tomé la decisión de emigrar a Chile, escapando de mi isla cárcel, donde ya no teníamos mayores perspectivas de futuro.
Al llegar a ese hermoso país y darme cuenta de que el sistema funcionaba de un modo muy diferente y me costaría muchísimo lograr lo mismo que había conseguido en mi país, me vi ante la disyuntiva de tener que reinventarme profesionalmente. Como ya tenía acceso ilimitado a Internet, empecé a investigar y descubrí WordPress.
En muy poco tiempo me apasioné por el diseño web y lo aprendí de modo autodidacta, viendo videos en Youtube y probando hacer lo mismo de mi lado, con aciertos y desaciertos, hasta que se va perfeccionando con el tiempo.
¿Y qué pasó con la radio durante los 8 años que viví en Chile?
Solo una breve incursión por unos meses en un programa dedicado a los extranjeros en Chile.
Así que aproveché para aprender todo lo que pude, más allá del diseño web. Hice cursos online de SEO, Tráfico Web, Publicidad de Pago por Click, Dropshipping, hasta un Diplomado en Marketing Digital.
En Chile comenzó mi etapa emprendedora. Junto con un amigo que es profesor de idiomas, creamos una empresa de capacitación y tuvimos como clientes a reconocidas compañías chilenas. Mi amigo se ocupaba de la parte académica y yo de la comercial. Realmente nos comenzó a ir muy bien, hasta que en 2015 llegó al poder en su segundo mandato la socialista Michelle Bachellet con una fuerte reforma tributaria y empezaron a irse de Chile muchos inversores extranjeros y el 100% de las empresas pararon los planes de capacitación. Así que el negocio paró de un día a otro.
Fue así como tomé la decisión de emigrar a Estados Unidos, aprovechando los beneficios de la Ley de Ajuste Cubano.
Al llegar aquí me resultó difícil encontrar un buen empleo, porque no hablaba inglés. Así que tomé la decisión de poner mi propio negocio de marketing digital para el mercado hispano de forma independiente.
Durante estos 5 años la estrategia comercial que mejor me ha funcionado ha sido la alianza estratégica con renombrados coaches y mentores, colaborando con ellos en el desarrollo de sus páginas de venta y las de sus clientes. Ya en 2020 decidí dar un paso más y certificarme como Consultor Digital en la Academia de Consultores de VIlma Nuñez, proceso en el que me encuentro actualmente y en espera de finalizar el año certificándome como Copywriter en la Escuela de Maider Tomasena.
En estos momentos continúo ayudando a emprendedores a vender más de forma automatizada con consultorías y mentorías para el diseño e implementación de Embudos de Venta Estratégicos, basados en el Inbound Marketing y el comportamiento del usuario.
